Así, aunque no podamos evitarlas, como es el caso de la muerte, debemos estar listos. Cuando hablamos de educación, solemos dejar de lado la materia de previsión, lo que ocasiona que más de un 82.5% de las familias dominicanas se verán sorprendidas cuando ocurra cualquier suceso imprevisto; esto se traduce en un aumento de dolor, desesperación y mayor dificultad para remediar o solucionar el problema.

Afortunadamente, algunos logran vivir sin sufrir acontecimientos terriblemente trágicos, lo cual es una bendición. Sin embargo, con certeza, todos debemos afrontar que no somos inmortales y que la desaparición física de un ser querido siempre causará dolor y provocará un impacto emocional, familiar, social y financiero, aun cuando el deceso ocurra por razones naturales como la edad o a consecuencia de una enfermedad. Aún hoy sorprende que ese altísimo porcentaje de familias en República Dominicana se arriesgue a afrontar un fallecimiento sin haber tomado ninguna previsión, especialmente cuando el fallecido es el jefe del hogar, usualmente el proveedor económico, lo que aumenta el problema para los sobrevivientes, obligados a dar respuesta sin ningún conocimiento. Esto generará otro tipo de situaciones, como el no tener dinero suficiente para adquirir los servicios y el lugar de descanso final para su ser querido.